No llevan ni una semana de concurso y parece que el hambre ya empieza a causar estragos entre algunos acorralados. Sin embargo, la madre de Aída ha tenido una idea genial para ir matando el gusanillo: comerse la comida que la organización le da a los cerdos. La oposición de la capataza Bárbara Rey no ha podido ser más enérgica.
Ni siquiera Antonio David pudo poner pegas a la lógica aplastante de Mª Ángeles. Como cuidadora del ganado, la mujer había observado que a los cerdos les sobraban varias piezas de fruta que se estaba estropeando sin ni tan siquiera sacarlas de la caja. Como el ex guardia civil, varios compañeros estaban dispuestos a probar de la fruta prohibida, concretamente un melón y varios melocotones de aspecto tentador.
Tuvo que venir Bárbara Rey, investida como capataza por sus propios compañeros, a poner cartas en el asunto. Aunque en un primer momento pareciera que lo hacía para fastidiar a Mª Ángeles, su negativa a catar la fruta se debía al mismísimo reglamento del concurso, que dictaba que sólo podían alimentarse de las frutas y hortalizas que ellos mismos cultivasen: "Aunque se pongan malos no nos los podemos comer", sentenció.
No todos han aceptado las disposiciones de Bárabara y la organización de buen grado. "Aquí te riñen por todo", protestaba Brenda. Sin embargo, Leticia Sabater desde el principio era contraria a quitarle comida a los cerdos, con los que parece haber hecho muy buenas migas. También Nagore apoyo a su amiga Bárbara en contra de Mª Ángeles, y a Antonio David sólo le faltó escupir el trozo de melocotón al que ya había hincado el diente.
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