26/3/11 |

Raquel Bollo confiesa que perdió un hijo tras una paliza

Raquel Bollo protagonizó 'La Caja Deluxe' más desgarradora. La colaboradora, que acudió con la intención de superar sus inseguridades y miedos, contó el calvario que pasó durante su matrimonio con Chiquetete, los malos tratos que tuvo que aguantar y contó, por primera vez, que tras una de las palizas del cantante perdió al hijo que esperaba. Por todo lo que ha vivido, Raquel pidió desde 'La Caja' a sus hijos que jamás fueran como su padre y agradeció a su familia y amigos el apoyo que siempre le han dado.


"Me gustaría que 'La Caja' me ayudase a valorarme y no sentirme culpable por todo, a mirar un poco más por mí, a olvidar todo lo que llevo guardado dentro y que no me deja ser feliz del todo. Quizás tengo como una máscara, siempre estoy defendiéndome, pensando que me atacan. En cualquier cosa que sucede en mi vida, con mis hijos o mi pareja, aunque lucho porque cada uno tenga su parte de culpabilidad, siempre soy yo la que me castigo por dentro y todo esto me afecta en mi trabajo, en mi día a día, en todo. Veo que siempre doy, pero que nunca es suficiente para nadie y eso hace que me sienta muy vacía".

Esto fue lo primero que dijo Raquel al entrar en 'La Caja Deluxe', la colaboradora quería quitarse el lastre que no la deja vivir, que la llena de culpabilidad y ser feliz, olvidando sus inseguridades y, sobre todo, su pasado: "Tengo la sensación de que me he pasado la vida huyendo. Es como que por lo anterior no puedo disfrutar lo que ahora tengo".

El columpio de su salvación
Raquel contó que su padre le hizo un columpio cuando era pequeña que la acompañó toda la vida. En él se sentía libre, podía llorar sin miedo, desahogarse y olvidarse de los problemas, por lo que se convirtió en un símbolo importantísimo en su vida. Cuando se trasladó a vivir a casa de Chiquetete se lo llevó con ella, allí fue su único aliado y el único que recogía noche tras noche sus lágrimas, pero la familia del cantante se lo arrebató: "En una de mis primeras separaciones me fui de la casa y yo sólo quería mi columpio, pero hubo una mala persona que no me lo quiso dar. Para mí tenía mucho valor, aunque hubiera sido guardado en un trastero, pero para esa persona fue mejor dejarlo en la basura".

Una infancia muy feliz
Raquel contó una anécdota que siempre le contaba su madre de su nacimiento: "Me dice que cuando nací era la niña más fea del mundo y cuando nació mi hija, que era igualita que yo, repitió lo mismo. Decía que parecía un cochinillo de lo fea que era. Luego me decía que era muy cabezona, con mucho carácter, pero también resolvía mucho los problemas y eso le daba miedo, porque creía que eso me traería problemas. De pequeña era muy rebelde, pero mida me he llevado toda la vida no dejándome pisar para que luego lleguen y te pisen contra el suelo".

La psicóloga de 'La Caja' pidió a Raquel que abriera su corazón mirando su foto y le dijera a la niña que veía todo lo que quisiera: "Le diría que disfrute de la vida, de cada momento, que no te de vergüenza nada, que se te quiten los miedos, las inseguridades. No puedo decir que seas fuerte, porque fuerte lo eres bastante, pero que disfrutes de todo, que no pienses en el qué dirán, porque si no te quieres tú, no te quiere nadie y si no piensas tú en ti, no va a pensar nadie. Le diría que modere el carácter, porque eso le puede hacer daño, los demás ven el carácter y no ven que eres sensible y que te pueden hacer mucho daño. Pero sobre todo que disfrute mucho, que sólo se vive una vez".

Chiquetete, una pesadilla difícil de olvidar
"Cambiaría el día que lo conocí, dicen que no te puedes arrepentir de las cosas, pero te marcan tanto. Me hice mujer al lado de esta persona y no me merecí lo que me hizo, para nada. Lo peor es que no siento recelo, siento pena por él más que de mí. Cambiaría eso, he tenido días felices, pero también duros, y los duros han sido muy duros. Eran muchos cambios en el mismo día, una montaña rusa, sabías cómo te levantabas pero no cómo te ibas a acostar. Lo borraría de mi vida si pudiera", confesó Raquel con lágrimas en los ojos.


Raquel no podía dejar de preguntarse "¿Por qué me hizo tanto daño? Yo era una niña y lo adoraba, sólo quería hacerlo sentir bien, disfrutar del amor y me pregunto a diario por qué, en qué he fallado, qué hice. No entendía el trato humillante que me daba delante de la gente, ni lo entiendo. Pasaba de hacer eso a decirme al día siguiente que era la mejor madre, la mejor mujer, la más limpia, la más todo, pero en segundo cambiaba todo. Me he sentido muy sola, en esa época no podía tener amigas, me alejé de todo el mundo, no podía contar nada a nadie y mucho menos a mi gente y mis padres para que no sufrieran".

Aún así, Raquel no puede evitar sentir pena por el que fuera su marido, ella cree que "no es malo" y culpa a "las drogas" del camino en el que ha desembocado: "No lo entiendo, cómo pueden cambiar tanto las personas, para que luego digan que las drogas no hacen daño, venga hombre, cómo se pueden destruir tanto y destruir a una familia. Me da rabia de mí misma de no tener un sentimiento de odio o rencor hacia él, lo veo y me da pena, pienso que en el fondo es un desgraciado. No lo puedo hablar con nadie porque nadie entiende que después de lo que ha hecho no sienta algo feo por él, más que pena y lástima. Porque tengo la seguridad de que como yo lo he querido no lo ha querido nadie, él lo sabe".

Raquel, ya en plató, relató una desgarradora historia. La colaboradora confesó que tras una brutal paliza de Chiquetete perdió al hijo que esperaban: "Me dejó sola después de pegarme, tuvieron que venir unos primos suyos a recogerme y me llevaron a un ginecólogo de pago. Durante dos semanas intentaron retener el feto con inyecciones, pero seguía sangrando y al final lo perdí".

Sus padres, lo más importante de su vida
"Mis padres han sido y son lo más importante de mi vida. Si me faltaran ellos no sé lo que haría. Me siento tan culpable, porque han tenido que sufrir mucho por mí. Si pudiera dar marcha atrás no los dejaría sufrir, aunque tampoco lo hice queriendo, imposible querer hacerles daño", dijo Raquel sobre sus padres.

La colaboradora contó que no se perdona la forma en la que se marchó de su casa para fugarse con Chiquetete, dejando a sus padres con un gran sufrimiento por no saber dónde estaba su hija: "No me atrevía a decírselo a mis padres, ellos se habían ido a echar las cenizas de mi abuela y yo aproveché ese día, fíjate el día, para escribirles una carta. Les decía que me iba, que me había enamorado, que no me atrevía a decirles quién era él porque no lo entenderían, que era mayor que yo, que no tenía buena imagen. Yo sabía que nunca me iban a perdonar lo que les estaba haciendo, pero fui egoísta y pensé sólo en lo que yo estaba viviendo y sintiendo".


Para compensar aquella carta que tanto dolor causó a sus padres, Raquel quiso escribirles otra muy distinta. En esta les dijo lo mucho que los quiere y lo arrepentida que está de todo lo que hizo: "Os escribo para deciros lo importante que sois en mi vida, que os cambió la vida desde que me fui de casa, eso nunca me lo podré perdonar, aunque nunca os lo he dicho. No sé si he sido una buena hija, lo he intentado. No sé siquiera si soy una buena madre, ni una buena pareja, pero tengo claro que os quiero con locura y me moriría si me faltáis. Me aterra pensarlo".

Sus hijos, su mayor tesoro
Una gran parte de la carga que Raquel lleva sobre su espalda es la culpabilidad que siente por lo que sus hijos escucharon y vieron durante su matrimonio con Chiquetete, sobre todo su hijo mayor, Manuel: "Lo llevó muy mal. Mi hijo mayor fue el que peor lo llevó. El día que mi hijo nació su padre estaba en el bingo. Él no veía las palizas pero sí escuchaba los insultos de la discusión como cuando me decía 'puta'. Nunca ha habido maltrato de él hacia sus hijos, hasta ahí no lo hubiera consentido. De hecho mi ruptura fue el día que mi hijo vio una secuencia, ese día fue dije 'se acabó'. Aún así me siento culpable porque yo tenía que haber dicho basta y que mis hijos no hubieran sufrido. Tenía que haber sacrificado el amor que sentía yo por el de mis hijos, por supuesto que sí, eso lo pensaré hasta que me muera".

Unas cartas muy emotivas para sus hijos
La primera de las cartas fue para su hijo mayor, a quien le pidió perdón y le rogó que jamás haga con ninguna mujer lo mismo que hizo su padre con ella: "Manuel, lo primero que te pido son mil perdones por no haberte hecho vivir la infancia que he vivido yo y que hayas sufrido aunque yo pensase que no lo veías. Te pediría que no sigas el ejemplo de tu padre, que lo quieras sí, porque es tu padre, que no tengas sensación de odio, más bien de pena, que es más bonito, vivir con odio debe ser muy feo. Pero por Dios, te pido que no sigas su ejemplo en lo malo. Tú eres una persona débil pero quiero que te hagas fuerte como he sido yo en ese sentido. No me gustaría que hicieras sufrir a ninguna mujer como he sufrido yo, me moriría de pena".

La segunda y última carta fue para su hija, en quien se ve reflejada, por eso le insistió en que jamás hiciera lo mismo que hizo ella: "Ay Almita, qué rebelde eres, eres como yo, con carácter, fuerte en algunas cosas. A mí el carácter no me ha servido para nada, ojalá lo hubiera sacado para que no me tocaran ni un pelo. Disfruta de tu juventud, que tendrás tiempo para todo, para tener niños y casarte, pero no vivas tan deprisa como yo. Disfruta lo que yo quizás no haya podido disfrutar. Y protege mucho a tu hermano, que tú eres más fuerte".

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