¡En qué momento los concursantes se deshicieron de varios chubasqueros para poder ver la Final del Mundial! Parece que los elementos quieren que los supervivientes pasen sus últimas semanas en la isla pasadas por agua. Sin embargo, unos se mojan más que otros. María José asegura que su esterilla está empapada, por lo que lleva tres días y tres noches sin poder acostarse, mientras el resto duerme en un rincón de la cabaña relativamente más seco.
Así se quejaba a Déborah, a la que proponía organizarse de distinta forma en la cabaña o rotar los mejores puestos, algo que a la muchacha no le hizo demasiada gracia. Debbi, saturada de las protestas de Mariajo (está convencida de que se vuelve más insistente cuando la cámara está cerca), terminó por cederle su sitio de forma displicente para no escucharla más.
Los malos modos de su niña torturan más a Mariajo que un aguacero: "Debbie me está defraudando cada día más", reconocía. Por su parte, Déborah cada vez traga menos a su mami, hasta el punto que insinúa que podría faltar al sagrado precepto de La Familia, "no nominarás a otro anónimo".
Trapote, refranera
Mariajo elevó su caso a las mas altas instancias de la isla, Beatriz Trapote, quejándose del egoismo de todos los compañeros. Trapo considera excesiva la insistencia de M.J. y sostiene que ella no es única que se moja. Cómoda y seca en su cabaña, la Trapote incluso se permitió un chascarrillo, modificando el refrán "El que fue a Sevilla perdió su silla" por "Quien fue a la playa perdió su cama".
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