LA BROMA DE JACOBO RESULTÓ MÁS GRACIOSA DE LO ESPERADO
Jacobo encontró una pequeña lagartija escondida en un tronco y no se le ocurrió nada mejor que meterla a explorar el trasero de Tony Genil. El veterano compositor, al sentir al frío y escurridizo animalejo revolverse allá donde la espalda pierde su casto nombre, sin pensarlo siquiera, se quitó el bañador y empezó brincar como Dios le trajo al mundo hasta que devolvió a la isla el simpático reptil. Ante semejante espectáculo, todos los compañeros lloraban de la risa. ¡Y no era para menos!
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